jueves, 30 de junio de 2011

El Espiritualismo

El llamado espíritu positivo, que se inició con A. Comte, al identificar filosofía y ciencia, ha llevado consigo, a partir de la segunda mitad del s. XIX, la cancelación del concepto mismo de filosofía. Este afán reductor de todo lo humano, incluso sus manifestaciones superiores, a hechos naturales, y de estudiarlo con el método de la ciencia positiva trae consigo: la imposibilidad de toda pretensión de una ciencia autónoma, distinta de la natural, con método propio, y la negación de los hechos más propiamente humanos como la /libertad, la interioridad, la trascendencia de la persona, su apertura a Dios. Contra este reduccionismo reaccionan una serie de pensadores que suelen agruparse bajo el nombre común de espiritualistas. Lo que les une a todos ellos es su afán por rescatar la irreductibilidad del hombre a la naturaleza olvidada por los positivistas. Para llevar a cabo este programa, individúan una serie de eventos que revelan la consistencia propia del mundo del espíritu, irreductible a la simple naturaleza y necesitando de un método propio para su esclarecimiento.
I.             HISTORIA:
Parece ser que el término espiritualismo se atribuye a Cousin (+ 1867), aunque el contenido propio de la filosofía espiritualista goza de gran solera. Plotino con el retorno del alma a sí misma y san Agustín con su noli foras ¡re..., son hitos importantes en una tradición que encontraría continuidad en el cogitocartesiano, en el espíritu de finitud de B. Pascal, en la experiencia interna y conciencia de los románticos, en la experiencia interna de los empiristas. Conceptos, todos ellos, que ponen de manifiesto una actitud, por la cual el hombre toma como objeto de investigación su misma interioridad. El espiritualismo propiamente dicho se considera continuador de esta tradición, que coloca en el centro de su reflexión la conciencia, como alternativa frente a la naturaleza o exterioridad. El punto de partida es la especificidad del hombre. Esta especificidad hace que el hombre escape del reduccionismo puramente impositivo, lo que conlleva, a su vez, una crítica al intento positivista de reducir lo real a lo físico y la filosofía a ciencia natural. Esta se distingue de la 'ciencia por los problemas que trata, por los resultados que obtiene, por los procedimientos que adopta. Enfrentados al positivismo por su naturalismo y desprecio de los ideales morales y de los valores trascendentes, igualmente han de hacer cuentas con el Idealismo romántico que ¡dentifica al Infinito con lo finito, defendiendo la trascendencia al /Absoluto. Dios, en cuanto espíritu absoluto, y el hombre, en cuanto espíritu finito, son los polos de atracción de la filosofía espiritualista. «El hombre es espíritu ya que es la única actividad que merece este nombre. Efectivamente, mientras cualquier otra actividad material es causada y sufrida, el hombre es actividad causante y agente» (L. Lavelle).

1 comentario: